El Reino de Dios: poder, pueblo y lugar según Schreiner

 

Por Andrés Manzanares Rojas

© Todos los derechos reservados.

"No puedes saber nada acerca de Jesús, nada, si no entiendes el reino de Dios... No tienes ni idea de Jesús si no entiendes este término. Lamento decirlo con tanta fuerza, pero este es el gran fracaso del cristianismo evangélico. Hemos tenido a Jesús sin el reino de Dios y, por lo tanto, hemos acabado literalmente con Jesús".

Estas palabras, pronunciadas por un erudito contemporáneo, confrontan con fuerza la falta de comprensión que muchas veces tenemos respecto al mensaje central de Jesús: el Reino de Dios.

Jesús y el Reino de Dios

Es indudable que Jesús habló más del Reino de Dios que de cualquier otra cosa. Mientras que la palabra griega para "iglesia" (ékklesia) apenas aparece en labios de Jesús, el Reino fue el eje de su predicación y el propósito de sus obras. Él vino a proclamar y a establecer ese Reino.

Curiosamente, a pesar de ser un tema tan central, el Reino de Dios nunca es definido de manera directa en las Escrituras. Es como si comenzáramos a leer un libro desde el segundo capítulo, suponiendo que ya sabemos lo que se dijo en el primero. El texto bíblico asume que el lector tiene una idea previa de qué es el Reino.

Una definición clave: Schreiner y el Reino

El teólogo Patrick Schreiner ofrece una definición concisa y profunda:

"El Reino es el poder del Rey sobre el pueblo del Rey en el lugar del Rey".

Aunque puede parecer redundante, esta definición nos ayuda a enfocar tres dimensiones esenciales:

  1. El poder del Rey: el gobierno soberano de Dios.
  2. El pueblo del Rey: aquellos que reconocen su autoridad y viven bajo su mandato.
  3. El lugar del Rey: el territorio (físico y espiritual) donde se manifiesta ese gobierno.

Demasiado a menudo hablamos del Reino solo como la soberanía espiritual de Dios. Pero si eso fuera todo, ¿qué rol jugaría su pueblo? Como bien apunta Schreiner:

"La misión de la iglesia es unir a las personas con un Rey real y entrar en un Reino real, no solo asentir a una teocracia inmaterial... Si la misión de la iglesia se reduce a un asentimiento intelectual de un Dios soberano, pero no moldea cómo usamos nuestras manos y pies, entonces la iglesia y el Reino se convierten en un monasterio en lugar de una fuerza que forma el mundo".

El Reino es misión, pueblo y lugar

Desde esta perspectiva, el Reino de Dios es nuestro punto de referencia constante. No es solo una realidad futura o espiritual: tiene implicaciones concretas en cómo vivimos, amamos, trabajamos y servimos. "El poder está en los lugares, y los lugares mismos ejercen poder" (Schreiner). El Reino opera en territorios reales: nuestras comunidades, iglesias, escuelas, familias.

La historia bíblica es la historia del Rey y su Reino. Como afirma Dan McCartney, la llegada del Reino de Dios es el "restablecimiento del orden divino originalmente previsto para la tierra, con el hombre debidamente situado como virrey de Dios". Jesús es ese nuevo Adán, que recibe, encarna e inaugura las promesas del Reino.

Conclusión:

Comprender el Reino de Dios transforma nuestra teología y nuestra práctica. Nos invita a salir de visiones reducidas del evangelio como "salvación personal" y abrazar el llamado a ser pueblo, bajo el gobierno del Rey, transformando el lugar donde vivimos. El Reino de Dios es la misión de Dios. No la limitemos.

Bibliografía:

Schreiner, P. (2018). El Reino de Dios y la gloria de la cruz (D. C. Ortlund & M. V. Van Pelt, Eds.). Crossway. 



Comentarios

Entradas populares