Cómo sobrevivir en un salón de clases siendo cristiano
Por Andrés Manzanares Rojas
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Hace un tiempo me pidieron escribir sobre mi experiencia universitaria como cristiano. Esa solicitud me llevó a recordar lo complejo que puede ser mantenerse firme en la fe dentro de un salón de clases. No pretendo dar una guía exhaustiva, sino compartir principios que nacen de lo que viví y que hoy aplicaría si volviera a ser estudiante.
Mi experiencia
Entré a la facultad de Derecho de la Universidad Santiago de Cali con 17 años. Como hijo de pastor, enfrenté burlas y prejuicios: escuché que mi padre era un “ladrón” y que mi vida estaba llena de prohibiciones. Además, la universidad estaba rodeada de ambientes donde el alcohol, el sexo y la presión social eran constantes.
No fue fácil. Hubo momentos difíciles para mi fe. Aun así, logré construir amistades duraderas y encontré personas que respetaron mis convicciones. Esa mezcla de presión y oportunidades me enseñó que vivir la fe en la universidad es un desafío real, pero no imposible.
Así que algunas recomendaciones que daría son las siguientes:
1. No escondas tu fe
Di con claridad que eres cristiano. Algunos te rechazarán, otros te respetarán. Lo peor que puedes hacer es ceder tus convicciones para encajar. Recuerda: la mayoría de las personas que conoces en la universidad desaparecerán de tu vida después de graduarte. No vale la pena comprometer tu identidad por aceptación temporal.
2. Evita discusiones inútiles
No conviertas cada clase en un debate religioso. Discutir con profesores en público casi nunca termina bien: tienen la ventaja del conocimiento y de la autoridad en el aula. En lugar de confrontar, aprende a hacer preguntas que inviten a pensar y reserva las conversaciones profundas para quienes realmente tengan interés. Tu tiempo y tu paz mental valen más que una polémica.
3. Sé consciente de las ideologías
Un profesor, por brillante que sea, también tiene prejuicios y agendas personales. Respeta su conocimiento, pero no lo pongas en un pedestal. Muchas universidades promueven ideologías que se oponen a Dios y es tu responsabilidad discernirlas. Aprende a diferenciar lo que es contenido académico de lo que es opinión personal disfrazada de objetividad.
4. Sé competente
Pocas cosas dañan más el testimonio que un cristiano negligente en sus estudios. No fui el estudiante más brillante, pero siempre me esforcé por prepararme. La excelencia académica también habla de tu fe: ser responsable y disciplinado honra a Dios y te abre puertas.
Conclusión
Ser cristiano en la universidad no es sencillo: hay burlas, tentaciones y presiones constantes. Pero también es una oportunidad para crecer, formar carácter y demostrar que se puede vivir con integridad en cualquier entorno.
La universidad es temporal; tu fe, en cambio, marcará el rumbo de tu vida.
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